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Nuestra Historia

Allá por el año 1926, cuando contaba con 12 años, mi abuelo D. Benjamín Gómez, gallego de pura cepa (O Xunquedo-OURENSE), se traslada a Madrid siguiendo los pasos de su hermano mayor, quien le empieza a enseñar el oficio familiar, que ya llevaba varias generaciones siendo el modo de vida de la familia.

Según la información que nos ha ido llegando en la familia, de generación en generación, el oficio llega de la mano de comerciantes franceses, que allá por el S.XVII venían a España en comunidades de comercio para vender sus productos. Eran grupos que no llegaban a instalarse en ningún lugar en concreto, pero sí que venían para largas temporadas. Entraban en España, por Aragón, pero se movían a lo largo de toda la geografía. Curiosa es la pintura de Antonio Puga, pintor orensano, de mediados del S.XVII, el cual refleja a un afilador de la época tal y como él debió conocerlos.

Muy jovencito (16 años ), mi abuelo empieza a buscarse la vida por sí solo,  junto con su burro (el NENE) tirando de su “rueda” o “tarazana” por las calles de Madrid, en busca de profesionales de la alimentación que supieran apreciar un buen afilado.

Él nunca utilizó el “chiflo” o “chifle” (el conocido silbato de los afiladores), al igual que nunca utilizó una “tarazana” de las que estamos acostumbrados a ver en otros afiladores, ya que siempre tuvo claro que sus clientes eran los profesionales, filosofía que se ha mantenido en el negocio familiar, y estos clientes y sus herramientas necesitan de otro tipo de “muelas” o piedras para darles el mejor servicio.

Estas piedras, las famosas de agua que salían de las canteras, son de dimensiones muy grandes como para que las empujara una persona, de ahí que se valiera del burro, para tirar del carro, que no era otra cosa que un taller móvil en el que llevaba, no solo la piedra, si no toda la herramienta necesaria para desempeñar el oficio.

En 1955, mi padre D. Emilio Gómez con 15 años empieza a trabajar con mi abuelo y comienza a aprender el oficio.

Emilio, que siempre fue de mente inquieta, ve la posibilidad de “modernizar” el negocio…¡¡ jubilan al burro!! , compran una motocarro, donde instalan el taller.

Como era muy inquieto, le picó la curiosidad del origen del oficio, y con 19 años decide emigrar a Francia, a ver si podía aprender algo nuevo del oficio. Esta aventura (un año aproximadamente), no le salió del todo bien, pero algo de experiencia de vida y algún concepto nuevo del oficio se trajo.

Mi padre veía la necesidad de ampliar la cartera de clientes, de ahí que D. Emilio (mi padre) se comprara su propia motocarro y montase su taller para buscarse la vida por su cuenta.

Poco a poco fue creciendo y ganándose un gran prestigio entre los profesionales de Madrid.

Esa mente inquieta y gracias a su don de gentes, entre charla y charla con gentes de todos los gremios, le surge su gran idea. ¡¡ PONERLE UN MOTOR A LA PIEDRA!!

Estamos hablando de 1969. Por aquellos entonces ya había afiladores que se habían instalado el taller en locales fijos, donde habían acoplado un motor eléctrico a las piedras, pero nadie lo había hecho en una furgoneta.

Mi padre compra una SEAT Siata, y con gran esfuerzo económico va encargando que le fabriquen una bancada, poleas y ejes para adaptarlo todo a un motor de la marca CAMPEON de los similares a los de las bombas de agua. ¡¡LA IDEA funcionó!!

Fue el primero en hacerlo, al menos en Madrid, ya que como no puedo demostrarlo, no puedo decir que lo fue en España. Lástima que no lo patentara.

Al ver el éxito del invento le sugiere a mi abuelo que se vuelvan a unir.

En los primeros años de la década de los 70, EL CORTE INGLES con la inauguración de su supermercado de Castellana, solicita los servicios de mi padre. Desde entonces hasta hoy, seguimos siendo proveedores a nivel nacional de EL CORTE INGLES. También en esos años, instala su primer taller fijo y de atención al público no profesional. Esto no supuso su abandono del oficio en la calle, y siguió dando el servicio con su taller móvil. Se incorporan a la cartera de clientes empresas como: Mantequerías Leonesas, Supermercados Aurrera, distintos centros de El Corte Ingles, y PRYCA (actualmente CARREFOUR), de quien hoy en día también seguimos siendo proveedor.

Gracias a sus dotes de comerciante, se puso en contacto con diferentes fabricantes de cuchillería de Albacete, para ampliar el negocio también a la distribución de cuchillería. Esto fue antes incluso de adquirir su primer local.

En 1989, con 19 años y a la vez que continuaba con mis estudios, yo Emilio Gómez HIJO, empiezo a conocer el oficio familiar y a aprender todo lo que mi padre fue capaz de trasmitirme del oficio.

En 1994, me quedo a cargo del negocio con la intención de no dejar de crecer. Es en estos años cuando pasamos a formar parte de una Cooperativa Cuchillera de Albacete, donde fabricamos nuestros cuchillos. En el año 2000, incorporo al primer empleado de la empresa que no pertenece a la familia. Abrimos un nuevo local. Se adquieren nuevos vehículos, nuestra cartera de clientes va creciendo, y con ellos nuestra ilusión por seguir dando un gran servicio y seguir creciendo.

2017, año de grandes cambios. Obligados por el crecimiento, cerramos los locales comerciales y nos trasladamos para poder montar la infraestructura necesaria para dar el mejor servicio (maquinaria nueva, zona de almacén, zona de preparación de pedidos, y oficinas).

Nuestra historia no se podría haber escrito sin la colaboración de nuestros clientes, a los que queremos dar las gracias por su confianza y a los que necesitamos para seguir creciendo.

Con la vista puesta siempre en el crecimiento, la  ilusión en nuevos proyectos dentro del sector, nos hace cada día empezar de nuevo para que nuestra historia familiar siga escribiéndose.